Seleccionar página

El portavoz del Grupo Municipal Popular, Gonzalo Lago, quiso zanjar la “absurda polémica” que los socialistas han creado entorno al cortejo de Mondas, en vez de resaltar la grandeza de una fiesta que sido reconocida como de Interés Turístico Nacional, y que ha reunido a grandes personas que han querido felicitar a todos los talaveranos por su ancestral tradición.

Lago reconoció que la polémica creada por el señor Rivas y sus «Mojinos Escozíos» con respecto a la falta de protocolo en el cortejo  «debería haber ya pasado a la historia», porque existen problemas mucho más graves e importantes que solucionar en Talavera. 

El portavoz se preguntó por qué los socialistas «no salen en tromba» para defender los intereses de los talaveranos y para luchar por los males que les aquejan como el paro crónico que desgraciadamente cada mes ofrece un nuevo varapalo en la ciudad. 

El responsable popular, no obstante, quiso dejar claro que el protocolo «no sólo ha brillado por su ausencia» en las Mondas, sino en otros tantos actos institucionales que lleva a cabo este Ayuntamiento. Bastaría con recordar el acto de conmemoración de la Batalla de Talavera, el día de la inauguración del monumento conmemorativo, donde a la vista de todos se dejó patente el aislamiento al que fueron relegados  la máxima autoridad militar e incluso el embajador de Polonia, «que quedaron en una esquina, olvidados como trastos viejos, y estamos hablando de un general y de un embajador de una nación extrajera». 

De la misma forma, año tras año se repite la misma estampa en la Basílica, donde representantes e invitados de los diferentes grupos políticos no tienen reservados al menos un asiento, «el ejemplo más típico es ver cómo el propio portavoz socialista de la Diputación y Fernando Mora se quedaron de pie mientras el concejal Carlos Gil estaba sentado sobre las rodillas de dos de sus compañeras concejalas hace dos años».  

Gonzalo Lago advirtió de que todo esto va en perjuicio de Talavera, ya que la imagen de nuestra ciudad se proyecta en sus actos de protocolo, y desgraciadamente ha quedado empañada por algo que puede resultar francamente mejorable».